HACE OCHO MESES .
Era un miércoles cualquiera de mediados del mes de mayo. Hacia frió cuando salio a correr. Hacia mucho que no lo hacia y disfruto mucho de la sensación de libertad que el frió ponía en sus mejillas, disfruto de cómo sus pensamientos vagaban con la fría brisa que soplaba entre los árboles del parque. Música en sus oídos con la pequeña radio que había tenido relegada durante unos meses.
En esos momentos era libre, era feliz y sus pensamientos volaron hacia un sabado de ocho meses atrás. Tambien era día dieciséis y también salio a correr esa mañana, pero la sensación y los sentimientos que la embargaban eran muy diferentes a los de ese día. Ese sabado estaba nerviosa, no sabia que podía encontrarse en la quedada de esa tarde con el desconocido de internet, tampoco sabia que podían depararle los meses siguientes Solo tenia una determinación: Cambiar de trabajo.
Aquel sábado, sin querer, empezaron los cambios. Pocos días después cambiaba de trabajo y su vida empezaba a tomar un nuevo rumbo. Un rumbo distinto del que había tenido hasta ese momento un rumbo que ocho meses después estaba encantada de haber tomado.
Despacio, lentamente volvía a las costumbres de años. Volvía a salir a correr y volvía a tener ganas de hacer alguna barrabasada de las suyas una vez asumidos los cambios que habían comenzado aquel mes de septiembre. Lo único que ahora tenía que pensar que alguien la esperaba y no podía permitirse el lujo de perderle por una tontería.
Ocho meses y la vida le parecía cada vez más maravillosa. Los cambios sufridos habían dejado su huella en el camino haciendo que cada día mas pensara lo maravilloso que era estar a su lado.
Por fin después de años de pensar que estaría sola lo que le quedaba de vida tenia a alguien a su lado y ese alguien era la persona que internet puso a su alcance. Increíble pero cierto el cambio que su vida había dado en los meses posteriores a aquel primer encuentro, a aquella primera sonrisa en la Plaza de Callao.
Llego a casa y se ducho rapidamente, tenia que ir a trabajar y ver que hacia con el día.
Tenia que realizar llamadas a unos cuantos amigos que tenía olvidadillos últimamente y a los que tenía ganas de ver.
Cayo en la cuenta de que ese año no estaba teniendo los problemas para dormir de otros años, que el mes de febrero no había sido tan malo como años anteriores y que ahora que se acercaba la otra fecha fatídica no pensaba en ella mas que en una pequeña molestia que ese año no parecía que fuera a molestar demasiado, sus pesadillas habían quedado relegadas a días sueltos no en la constante en la que se habían convertido, sus noches en blanco todavía se daban y se seguirían dando pero la diferencia estaba en que las de ahora no tenían el regusto amargo del recuerdo doloroso, sino el sabor del conocimiento y las ganas de seguir conociéndose a ella misma como hacia años que no las sentía.
¿Cuánto había cambiado en los últimos meses? Más de lo que se imaginaba, pensaba mientras el metro la llevaba a su destino, y habían sido cambios más profundos de lo que en un principio se pensaba e imaginaba.
Ya no tenia miedo, tenia certezas de lo que podría llegar a pasar con su pareja. No tenia que abandonar sus sueños, era respetada por ellos y el apoyo de ese chiquillo se había convertido en algo incondicional en el loco sueño que seguía albergando.
Ya no tenia miedo, se dijo mientras entraba por la puerta de su trabajo. No tenia miedo a lo que pudiera pasar en un futuro lejano o cercano. Solo tenía miedo a una cosa y era, a su parecer, una tontería. Tenia miedo a no poder llevar su otro sueño a cabo, ese que desde hacia unos meses maduraba lentamente, sin tener realmente miedo a ello.
Cuanto tiempo he de esperar para tenerte bajo la luna, besar tu piel que es de aceituna.
Cuantos años pasaran sin que te acune como a un tesoro, besar tu pelo que es de oro
Guarana sonaba en el ordenador mientras trabajaba.
Hacia ocho meses que su vida había empezado a cambiar, ocho meses que tenia a su lado un pequeño consuelo, una compañía, uno de sus sueños hecho realidad. Ahora solo tenia que esperar para ver que sucedía. Mientras seguiría asumiendo los cambios que había tenido.
Abrió un documento de Word para terminar de asumir los cambios y acoplarlos a sus costumbres, acoplarlos a sus pequeños placeres y uno de esos placeres era escribir. Llevar ese rinconcito de internet que se había convertido en su rincón, en su cajón de recuerdos y vivencias.
Sonriendo y mirando la pantalla pensó tranquilamente que el Ángel Nocturno había regresado de su viaje. Un viaje que comenzó ocho meses antes y que la había devuelto más fuerte, más segura
Había vuelto a su rincón y eso la hacia fuerte. Ahora se daba cuenta que en los últimos meses había sido solo una pequeña sombra de ella misma
Los miedos que no había tenido nunca habían hecho aparición y los había superado. Por fin después de mucho tiempo volvía a ser realmente ella. Por fin había dejado atrás los miedos y volvía a luchar por sus sueños.
Tal vez lo lograría o tal vez no, pero eso no le importabas solo le importaba el calor de la batalla y el cuidar del regalo que tenia desde hacia ocho meses como cuidaba de lo demás.
Desde su rincón del ciber espacio:
Airam, el Ángel Nocturno
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